En ambos análisis se explican las razones por las que se afirma que el señalamiento de supuestas irregularidades no es factible.

Dos estudios internacionales, hechos por investigadores independientes, han contradicho a los informes publicados por la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre supuestas irregularidades en los comicios del pasado 20 de octubre donde resultó electo Evo Morales.

Uno de los trabajos investigativos se titula ‘¿Qué sucedió en el recuento de votos de las elecciones de Bolivia de 2019? El papel de la Misión de Observación Electoral de la OEA’ y fue realizado por el Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR, por sus siglas en inglés).

El análisis estadístico de los resultados electorales y de las actas de las elecciones generales del pasado 20 de octubre en Bolivia, recoge este documento de 18 páginas, «no muestra evidencias de irregularidades o fraude que haya afectado el resultado oficial que le dio al presidente Evo Morales una victoria en primera ronda».

Según el estudio elaborado por Guillaume Long, David Rosnick, Cavan Kharrazian y Kevin Cashman, la Misión de Observación Electoral (MOE) de la OEA apoyó una «narrativa postelectoral sin evidencia» que se refería a presuntas inconsistencias en el proceso.

El CEPR, con sede en Washington, fue fundado por los economistas Dean Baker y Mark Weisbrot e incluye como asesores los Premios Nobel de Economía Robert Solow y Joseph Stiglitz, entre otros especialistas.

Entendiendo el TREP

En el sistema electoral boliviano hay dos mecanismos de escrutinio que funcionan de manera paralela: uno de conteo rápido o Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), que tanto Bolivia como otros países han usado siguiendo las recomendaciones de la OEA, y el Recuento Oficial de los Votos o cómputo oficial, legalmente vinculante según la ley boliviana.

Según se explica, el TREP es manejado conjuntamente por una empresa privada y por el Servicio de Registro Cívico (SERECÍ). Su función es entregar resultado rápidos, no vinculantes y parciales en la noche de las elecciones, a diferencia del cómputo oficial.

Votación del candidato Evo Morales en Villa 14 de Septiembre, en la región de Chapare, Bolivia, el 20 de octubre de 2019. Ueslei Marcelino / Reuters

La pausa que se realizó entre el domingo y el lunes ocurrió porque el conteo rápido llegó hasta 83,85 %. El porcentaje restante correspondía al voto rural, cuya data no pudo transmitirse de inmediato ante la imposibilidad de acceso cercano a internet. 

Los expertos manifiestan que esta pausa estaba prevista por el Tribunal Supremo Electoral, que había anunciado una semana antes a las elecciones que daría a conocer los resultados del recuento rápido tras haber verificado por lo menos 80 % de los conteos preliminares. 

Objeciones al informe de la OEA

La MOE manifestó un día después de las elecciones, en un comunicado de prensa, «su profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares [del conteo rápido] conocidos tras el cierre de las urnas».

Hasta la transmisión de 83,85 % de las actas, Morales tenía 45,71 % de los votos, mientras que Carlos Mesa, 37,84 %, lo que significaba una diferencia de 7,87 puntos porcentuales entre ambos candidatos. Es decir, hasta ese momento no estaría asegurado evitar la segunda vuelta. Sin embargo, este resultado se modificó con el transcurrir del escrutinio.

Gente alrededor de cajas electorales encontradas cerca de un edificio en La Paz, Bolivia, el 21 de octubre de 2019. David Mercado / Reuters

Tres días después de los comicios, el director de la MOE, Gerardo de Icaza, leyó su informe preliminar ante el Consejo Permanente de la OEA en el que manifestó que «los cambios en la tendencia TREP eran difíciles de explicar y no coincidían con las otras medidas disponibles».

Los analistas consideran que «la misión no proporcionó evidencia sustentando estas declaraciones que sugieren que el conteo rápido podría ser incorrecto o ‘difícil de explicar’, por lo que concluyen que:

  • Los resultados del conteo rápido para el 83,85 % de votos transmitidos son consistentes con una proyección del resultado final que señala como ganador a Morales con una victoria de más de 10 puntos porcentuales.
  • Ni la misión de la OEA ni ningún otro partido han demostrado que hubo irregularidades generalizadas o sistemáticas.
  • Ni el conteo rápido ni el oficial exhiben cambios significativos en las tendencias de votación respecto a los resultados finales.
  • El conteo oficial no se detuvo durante ningún período significativo ni sufrió una modificación importante tras la pausa del TREP.
  • No está claro cómo las objeciones de la misión de la OEA con respecto al conteo rápido afectarían al oficial.

¿La pausa alteró los resultados?

La OEA ha afirmado que tras la pausa, la diferencia de Morales sobre Mesa se incrementó de manera tal que el mandatario dimitido se aproximó a los diez puntos porcentuales necesarios para evitar el balotaje, por lo que expresó «su profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares conocidos tras el cierre de las urnas».

En este punto, los autores del informe se preguntan si «este ‘cambio en la tendencia’ es verdaderamente ‘difícil de justificar’», a lo que responden:

  • Las zonas rurales y que han votado por Morales en los últimos trece años son más lentas en transmitir los datos y en enviar las hojas de conteo a los tribunales electorales debido a que no tienen acceso a internet y se encuentran alejados de las ciudades. Por ello, sus sufragios se cuentan en la etapa final del conteo.
  • Los resultados del conteo oficial tienen una tendencia similar a los del conteo rápido.
  • La brecha entre Morales y Mesa se amplió constantemente a medida que avanzaba el conteo. «Fue un fenómeno predecible y poco sorprendente».
Incremento de votos del MAS en las elecciones del 20 de octubre en Bolivia.

Politización de la OEA

En el informe, donde se concluye que los señalamientos de la OEA han tenido una influencia significativa en la opinión pública, se hace referencia al Gobierno de Donald Trump y a sus aliados, como el senador republicano Marco Rubio, quien ha hecho declaraciones «sugiriendo que la elección fue robada». 

Los investigadores consideran que la politización de un proceso independiente de monitoreo electoral «se hace tangible» cuando la OEA «hace afirmaciones sin fundamento que ponen en duda la validez de un recuento electoral«, lo que resulta «peligroso» en el contexto de la «polarización política y la violencia política postelectoral que ha tenido lugar en Bolivia».

Secretario general de la OEA, Luis Almagro habla sobre la situación de Bolivia en Washington, DC, el 12 de noviembre de 2019. Olivier Douliery / AFP

Como recomendación se insta a retirar las «acusaciones sin fundamento» y tomar medidas «para asegurar la neutralidad de la observación electoral por parte de la OEA en el futuro».

El resultado no varió

Otro de los análisis titulado ‘Evidencia en contra de que los votos fraudulentos hayan sido decisivos en la elección de Bolivia en 2019′ lo presentó Walter Mebane, profesor de los departamentos de Ciencias Políticas y de Estadística de la Universidad de Michigan y uno de los expertos en fraude electoral en el mundo.

En el texto, Mebane explica que «hay evidencia de que los votos fraudulentos en las elecciones no fueron decisivos para el resultado«, tras la utilización del modelo de Eforensics, que es la aplicación de la metodología científica a los medios informáticos para establecer información fáctica o proporcionar opiniones expertas para procedimientos legales. 

Este modelo estadístico operativiza la idea de que
los «fraudes» ocurren cuando un partido gana votos por una combinación de sufragios obtenidos de «fabricar» abstenciones y de «robar» votos a los partidos opositores.

Una mujer trabaja en una mesa electoral durante las presidenciales en Chapare, Cochabamba, Bolivia, 20 de octubre de 2019. Ueslei Marcelino / Reuters

Este trabajo arrojó que presuntamente existieron conteos «fraudulentos» en 274 de las 34.551 mesas habilitadas por los comicios en Bolivia.

En el escrito se aclara que el modelo Eforensics es nuevo y «con capacidades que aún no se han comprendido plenamente», por lo que, aunque se asemeje al conteo del sistema electoral, puede clasificar algunos votos como fraudulentos sin que necesariamente lo sean. 

Mebane compara las irregularidades estadísticas que podrían haber indicado fraude, sin que eso hubiera cambiado los resultados finales, en comicios de Honduras, Turquía, Rusia, Austria y Wisconsin (EE.UU.) al hacerles análisis con el modelo de Eforensics. 

Resultados

Según los resultados finales, Morales, del Movimiento Al Socialismo (MAS), obtuvo el 47,08  % de los votos, mientras que Mesa, del partido conservador Comunidad Ciudadana, logró el 36,51 %. Dado el margen de más de 10 puntos porcentuales, que representan 648.439 votos, el mandatario habría logrado la victoria sin necesidad de una segunda vuelta.

En los 342 municipios que hay en Bolivia, el MAS ganó en 289, lo que equivale  más de 85 % del total.

En la Asamblea Legislativa Plurinacional el MAS obtuvo 21 representantes ante la cámara de senadores, que está compuesta por 36 escaños, por lo que obtuvo mayoría absoluta.

En cuanto a la cámara de diputados, compuesta por 130 legisladores, el movimiento oficial obtuvo 68 curules, por lo que de igual manera cuenta con mayoría absoluta.

Nathali Gómez RT 22/nov/19

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