Pao Alm en medio de la voracidad mercantil

En tiempos de pandemia surgen nuevas alternativas de atención a la salud mental, en la ciudad de Cochabamba, una psicóloga decidió instalarse en la calle para brindar sus servicios profesionales a los transeúntes, quienes deciden cuanto pagaran por la atención.

La gente normalmente prioriza otras áreas de la salud antes que el aspecto psicológico de sus vidas, y “los gabinetes psicológicos están (virtualmente) vacíos, cuando hay una inmensa necesidad de un montón de gente, que está siendo afectada por un sistema que está diseñado para estresarse” afirma Paola Almendras, psicóloga, actriz, directora y productora teatral, con un diplomado en Herramientas y Análisis Político. Ella decidió romper el esquema establecido con un proyecto personal muy particular, ofrecer servicios psicológicos en la calle, al precio que los transeúntes establecen por la consulta.

Reconoce que “el psicólogo está acostumbrado a estar en un gabinete, estudia para estar en un gabinete, considera que ese es el lugar donde debe estar” dice, incluso la gente se sorprende al verla en la calle, “pobrecita, dicen algunas personas”, reafirmando un esquema social que se está rompiendo con esta actividad.

En relación a la situación que estamos viviendo en torno a la pandemia del Covid 19 y a sus primeras experiencias en la calle, Paola indica que más que el confinamiento, lo que está afectando a la salud mental de la mayoría de la gente es el tema del trabajo, “la angustia por el tema del dinero, esto es lo que creo está generando más estrés en la gente”.

Almendras espera que su proyecto vaya creciendo en cantidad de protagonistas y actividades, hasta mientras va evaluando cotidianamente sus experiencias en la calle, que según ella, enriquecen de manera significativa su vida profesional y personal.

Milton Martinez Costas / BOLNEWS PRESS / 10.octubre.2020

ANEXO

10 DE OCTUBRE – DÍA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL 2020

El Día Mundial de la Salud Mental de este año (10 de octubre)  se celebra en un momento en que nuestras vidas cotidianas se han visto considerablemente alteradas como consecuencia de la pandemia de COVID-19. Los últimos meses han traído muchos retos: para el personal de salud, que presta sus servicios en circunstancias difíciles, y acude al trabajo con el temor de llevarse la COVID-19 a casa; para los estudiantes, que han tenido que adaptarse a las clases a distancia, con escaso contacto con profesores y compañeros, y llenos de ansiedad sobre su futuro; para los trabajadores, cuyos medios de vida se ven amenazados; para el ingente número de personas atrapadas en la pobreza o en entornos humanitarios frágiles con muy poca protección contra la COVID-19; y para las personas con afecciones de salud mental, muchas de las cuales están todavía más aisladas socialmente que antes. Por no hablar de la gestión del dolor de perder a un ser querido, a veces sin haber podido despedirse.

Las consecuencias económicas de la pandemia ya se dejan sentir por doquier, puesto que las empresas despiden a personal en un intento de salvar el negocio, o se ven obligadas a cerrar por completo.

Según la experiencia adquirida en emergencias pasadas, se espera que las necesidades de apoyo psicosocial y en materia de salud mental aumentarán considerablemente en los próximos meses y años. Invertir en los programas de salud mental en el ámbito nacional e internacional, infrafinanciados desde hace años, es ahora más importante que nunca.

Por ello, la campaña del Día Mundial de la Salud Mental de este año se ha propuesto conseguir el incremento de las inversiones a favor de la salud mental.

ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD

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